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La boda del príncipe Harry debe afectar el turismo

El matrimonio del príncipe Harry con la actriz estadounidense Meghan Markle se celebrará en la próxima primavera del hemiferio norte y podría tener el mismo efecto cuando el príncipe Guillermo se casó con Kate Middleton en 2011.

Según un estudio de la Visit Britain, órgano de promoción turística del gobierno británico, el más reciente matrimonio real inyectó en valores de la época 3.300 millones de dólares (equivalente a los 9.700 millones de dólares) en la economía del país.

Esto incluye el aumento del movimiento en hoteles y bares gracias al mayor número de turistas: en abril de 2011, 350 mil personas adicionales visitaron el país en comparación al mismo mes de 2010.

Algunos estudios estiman que la venta de souvenirs relacionados con el evento, de toallas de mesa a plumas y ceniceros con fotos de la pareja real, generaron más de mil millones de dólares.

Entonces, es obvio que se trata de algo bueno para los negocios, ¿verdad? Si y no.

Mucho de eso dependerá de cómo el gobierno británico tratará la ocasión. De acuerdo con la Confederación de Industrias Británica, la decisión de crear un feriado nacional para celebrar el matrimonio de 2011 anuló buena parte de los beneficios económicos generados por el matrimonio.

La organización calcula que cada día no trabajado en el país cuesta más de 8.000 millones de dólares. Por lo tanto, los efectos sobre la economía de un evento así pueden ser muy variados.

Por ahora, sin embargo, “no hay ningún plan” de hacer del día de la boda un feriado, informó este lunes un portavoz del gobierno británico.

También es importante tener en cuenta que una ceremonia del tipo puede ser más compleja de organizarse que el matrimonio de una celebridad común.

La cuenta final de la celebración de la unión de Kate y William, según el gobierno, fue de 21,5 millones de dólares, lo que incluye los costos de seguridad y limpieza de las calles.

Casi el 70% de eso fue pagado por el contribuyente británico, pero eso no parece ser un problema en una nación en la que el apoyo a la familia real británica supera el 65%, según las últimas encuestas.

Algunos economistas todavía destacan que los impactos van más allá del día del matrimonio en sí.

La tradición de usar vestidos blancos, por ejemplo, comenzó con la reina Victoria en 1840 y, hoy en día, está en el centro de una industria de 56.000 millones de dólares.

La revista Drapers, dedicada a la industria de la moda, afirma que la decisión de Kate Middleton de usar un vestido de la marca Alexander McQueen contribuyó a aumentar los beneficios de la empresa en un 33% en 2011.

Y no se puede olvidar el turismo. Un levantamiento de la consultoría Brand Finance estima que la familia real mueve 734 millones de dólares al año en ese sector.

Fuente: BBC

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