El perfil del nuevo turista que viaja es tener cada vez más experiencias culturales. Tal hecho significa poder mejor conocer el modus vivendi de los países que visita y así apropiarse un poco y vivir comportamientos y actividades que los locales incluyen en su día a día. El airbnb, por ejemplo, viene creciendo por dar posibilidad de un contacto mayor con familias y sobre todo vivir como un miembro de ese grupo.
En el caso de Río de Janeiro, siempre hubo una voluntad muy grande de turistas extranjeros de conocer favelas y entender su importancia en el contexto de la ciudad. La idea no es sólo de un tour pero de contacto con los residentes, a través de visitas de las losas, donde se tiene una visión primordial de las bellezas cariocas y un café, un almuerzo, una merienda y mucha interacción. Las comunidades fueron así preparándose para recibir turistas, organizando ferias de artesanía, dando oportunidades de empleos para los residentes en las diversas actividades realizadas y permitiendo una vivencia “social”. Debo recordar que no es algo típicamente carioca. África del Sur ha logrado con mucho éxito implantar visitas guiadas con mini charlas y posibilidad incluso de pernocte. Aquí nacieron posadas, hoteles, restaurantes con comida casera, entre otras acciones. Fue importante para que los residentes entendieran la importancia del turismo. Los “Favela Tour” se fueron estructurando con transporte específico, guías calificados y una acción social dentro de los barrios visitados. Hay incluso monitoreo, en algunos casos, de períodos donde pueden o no ocurrir las experiencias. Siempre he sido y sigo siendo favorable a tal producto, aunque discrepo, por ejemplo, de la utilización de jeeps y colaboradores vestidos como si fuera un safari.
Sin embargo, ocurre que en el momento, el río vive una guerra. Tal guerra que viene siendo reportada diariamente en Brasil y en el mundo tiene hoy un foco: las comunidades, sobre todo la Rocinha que inició el trabajo de visitación. El alemán, con el cierre del teleférico casi que salió de la ruta turística. Y así, hoy las visitas se concentran en la zona sur de Río. El gran problema y que en las calles de las comunidades, la situación es de peligro eminente, con enfrentamientos entre traficantes y autoridades constituidas o entre incluso facciones rivales. Así, el momento es de mucha cautela y las visitas necesitan ser suspendidas, con la mayor urgencia. Río no puede tener ningún caso de turista muerto, cuando disfrutaba de la ciudad, en sus vacaciones. Lo ocurrido con la turista española mostró despreparo en la conducción de protocolos de seguridad, que demandan un entrenamiento tal vez más dirigido a las tropas, aunque debamos confesar que viven un estrés y una falta de apoyo, que acaban generando comportamientos inadecuados.
El comercio turístico que vive su peor crisis de los últimos años debe mantenerse cohesionado y no dejarse llevar por falsas promesas del sector público, que ha demostrado falta de enfoque, de gestión y dejado a los actores perdidos y tirando a todos los lados para sobrevivir. Un sacrificio necesita ser puesto en práctica mientras la guerra esté ocurriendo dentro de las comunidades, con bastante cautela, para que los posibles turistas interesados, aún no se aprovechen de la suspensión temporal, para escribir en redes sociales y blogs que la violencia es tanta, que fueron “Prohibidos de visitar favelas”.
Son algunas reflexiones …
Foto: Reproducción
Fuente: DiáriodoTurismo / Bayard Del Coutto Boiteux