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Pascua en Perú tiene Jesús negro, chicha y hojas de coca

Capital arqueológica e inca de América Latina, la ciudad peruana de Cusco está de fiesta. La Semana Santa es una de las fechas en que las diferencias culturales quedan más evidentes en la ciudad base para quien visita Machu Picchu, así como en los valles andinos que conectan los dos destinos – como es el caso del Valle Sagrado y del Valle de Lares. En Cusco y en los pequeños pueblos con iglesias cristianas, una serie de procesiones de la Pascua colorean sus laderas de piedra entre el Domingo de Ramos, el 25 de marzo, y el Domingo de Resurrección, el 1 de abril.

La más relevante de las procesiones ocurre en Cusco, a 3.400 metros de altitud, el lunes Santa, día 26. Se llama “El Señor de Los Temblores”, o “El Dios de los terremotos”. Una imagen de Jesucristo negro crucificado pesando 660 kilos es cargada por nada menos que 45 hombres por la Plaza de Armas de Cusco y por las encantos calles adyacentes. Se estima que 20 mil personas acompañan la ceremonia, que se remonta al año 1.650. Fue a partir de un fuerte terremoto en aquel año que indígenas, españoles, esclavos y mestizos se unieron para pedir el fin de los terremotos a Jesucristo – la estatua de origen español habría oscurecido por el humo de las velas de las procesiones de Cusco.

Otras vivencias marcadas que sólo existen allí pueden ser experimentadas por viajeros que siguen desde Cusco a Machu Picchu por los fantásticos Valle de Lares y Valle Sagrado. En los primeros días de la aventura con el Mountain Lodges of Perú -que puede durar 5 o 7 días-, una visita al pueblo de Viacha permite que las personas conozcan decenas de formatos y colores distintos de patatas y maíz. El líder de la pequeña comunidad, Julián, presenta variedades que no existen en Brasil y cocina parte de ellas al estilo pachamanca, asadas bajo la tierra como hacían los incas.

Julián muestra los mazos usados ​​para hacer la chicha, bebida fermentada muy popular entre los peruanos. En el vídeo “La importancia de la chicha” que el Mountain Lodges acaba de producir para la serie Stories From Within, de su canal de YouTube, la cocinera de chicha Luz Maria Bermúdez cuenta que la bebida puede tardar 10 días para ser preparada. En las fachadas de las casas con chicha lista se suele colgar una bandera para avisar a los apreciadores de la bebida. “Los nativos creen que la chicha representa la sangre de la Madre Tierra, la Pachamama”, dice el músico Ramiro Vargas Huaman, explicando que la chicha se utiliza en los rituales espirituales de los descendientes de incas. Lo mismo ocurre con las hojas de coca, consideradas sagradas en los Andes.

Quien viaja a las alturas del Perú suele tener acceso también a la chicha morada – versión hecha con maíz morado y cuyo sabor se asemeja al de un refrigerante. En las caminatas por senderos prácticamente sin otros turistas, los viajeros de la Ruta de Lares todavía aprenden a mascar hojas de coca para combatir el malestar de la altitud. Al final de cada día de paseo por paisajes de cine, los viajeros se hospedan en confortables lodges de montaña con derecho a jacuzzis particulares a cielo abierto ya cenas con chicha y sabores de la peculiar gastronomía peruana.

Además de los lodges de la Ruta de Lares, el Mountain Lodges of Perú opera dos hoteles en Cusco: El Mercado y El Retablo. En este último, la decoración es toda inspirada en los llamados retablos de Ayacucho. En la recepción hay decenas de ellos: retablos son cajas de madera en forma de casitas con dos puertas que se abren. Dentro de ellas están escenas de la vida andina y también religiosa. No por casualidad Ayacucho es otra ciudad peruana con una Pascua tan vibrante como la de Cusco, que dura 10 días y mezcla elementos estéticos impresionantes de las culturas cristiana y andina.

Foto: Divulgación

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